Por casualidad, el otro día, una compañera de infantil pasó por nuestra y nos pilló en medio de la asamblea.
Sorprendida, preguntó: ¿En tu clase de 2º de primaria también hacéis asambleas?
Y muy orgullosos y orgullosas le afirmamos: ¡Pues claro que sí!
La asamblea es un recurso que mis compañeras de infantil dominan de forma magistral al inicio de la mañana. En los momentos en que había podido participar en alguna de ellas, me daba cuenta que era un momento único y que en mis clases faltaba. Y ya tenía en mente desde hacía tiempo, al menos intentarlo.
Comenzamos a hacer asambleas el curso pasado, en la clase de 1º de primaria. Inicialmente, yo buscaba propiciar un momento especial de cada mañana para leer, en un espacio agradable y donde estuviésemos más juntitos. Pero, poco a poco, se iban llenando de más y más cosas: organización de la mañana, explicación de los proyectos que estuviésemos trabajando, reflexión sobre el calendario mensual, informaciones y noticias...
Hasta llegar a lo que son hoy, ASAMBLEAS RICAS, RICAS.
Y es que, nos encanta ese ratito de compartir vivencias que nos han ocurrido dentro y fuera del cole, mostrar recuerdos que traemos de algún viaje, sorprender con algún extraño objeto y explicar su procedencia y utilidad... Y, por supuesto, seguimos disfrutando de magníficas lecturas casi a diario.
Así que, el objetivo inicial, se ha visto superado con creces y en nuestro día a día, se han vuelto indispensables.
He podido comprobar que gracias a las asambleas, el trabajo de la competencia comunicativa es fácil, motivador y muy rico.
Y, para muestra, un botón. Os dejo con cantidad de momentos vividos durante este curso aprovechando la asamblea.
Sorprendida, preguntó: ¿En tu clase de 2º de primaria también hacéis asambleas?
Y muy orgullosos y orgullosas le afirmamos: ¡Pues claro que sí!
La asamblea es un recurso que mis compañeras de infantil dominan de forma magistral al inicio de la mañana. En los momentos en que había podido participar en alguna de ellas, me daba cuenta que era un momento único y que en mis clases faltaba. Y ya tenía en mente desde hacía tiempo, al menos intentarlo.
Comenzamos a hacer asambleas el curso pasado, en la clase de 1º de primaria. Inicialmente, yo buscaba propiciar un momento especial de cada mañana para leer, en un espacio agradable y donde estuviésemos más juntitos. Pero, poco a poco, se iban llenando de más y más cosas: organización de la mañana, explicación de los proyectos que estuviésemos trabajando, reflexión sobre el calendario mensual, informaciones y noticias...
Hasta llegar a lo que son hoy, ASAMBLEAS RICAS, RICAS.
Y es que, nos encanta ese ratito de compartir vivencias que nos han ocurrido dentro y fuera del cole, mostrar recuerdos que traemos de algún viaje, sorprender con algún extraño objeto y explicar su procedencia y utilidad... Y, por supuesto, seguimos disfrutando de magníficas lecturas casi a diario.
Así que, el objetivo inicial, se ha visto superado con creces y en nuestro día a día, se han vuelto indispensables.
He podido comprobar que gracias a las asambleas, el trabajo de la competencia comunicativa es fácil, motivador y muy rico.
Y, para muestra, un botón. Os dejo con cantidad de momentos vividos durante este curso aprovechando la asamblea.
¡Eres genial! y qué creatividad tienes siempre... Tus padres estarán encantados contigo, ¿verdad? ¡Enhorabuena Esther!
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